Para todos una hora son sesenta minutos, así pasan sesenta minutos tras sesenta minutos sin darnos cuenta de que es algo más, de que ahora somos jóvenes y mañana esa juventud se nos escapará como cuando llega el invierno y los pájaros vuelan hacia lugares más calurosos, salvo que la juventud no vuelve, se queda ya en el cálido lugar al que pertenece. ¿Cuánto tiempo dedicamos a saludar a alguien, a despedirte de un amigo? Apenas el tiempo que se tarda en decir un escueto "hola" o "adiós" y, en ocasiones especiales, en dar un par de besos. Pensamos que siempre vamos a estar juntos, que mañana vamos a seguir hablando. Le damos menos importancia a un "hasta luego" que a un "adiós".No decimos todo lo que pensamos ni hacemos todo lo que decimos por el simple hecho de que lo que no hagamos hoy, lo podemos hacer mañana. No valoramos a la gente que tenemos sino a la que teníamos. Aplazamos nuestros sueños, pensamos que, en algún momento de nuestra ajetreada vida, el tiempo se parará y podremos aprender a bailar eso que queríamos, a abrir nuestra propia pastelería, a probar esa comida que trascienda nuestras fronteras, a esquiar en una elevada montaña...Pero, ¿y si no llega ese momento?¿Y si un día nos despertamos y nos damos cuenta de que tenemos cuarenta años y estamos viviendo la rutina en la que de jóvenes nos juramos que no íbamos a entrar?¿Y si entonces miramos y vemos que todos nuestros proyectos y sueños han quedado sepultados bajo la normalidad y la madurez?Tal vez no haya un "luego" cuando decimos un simple "hasta luego", tal vez no haya un mañana cuando pensamos "buah...ya le llamaré mañana para ver cuándo nos vemos...", tal vez no haya un "cuando acabe la carrera" porque tal vez no exista ni una carrera. Pensamos y posponemos demasiadas cosas.Entramos en una contradicción cuando a los pequeños les decimos "no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy" y luego nosotros aplazamos tantas cosas. Hay prisa para forjarse un futuro "normal" pero no para ser feliz. No. Dejemos esa prisa a un lado. La normalidad es algo muy subjetivo.Para nosotras es normal entrar en clase, gritar nuestros nombres, correr la una hacia la otra y abrazarnos, para nosotras es normal animarnos cuando una va a coger la nota de un examen como si compitiera en un Mundial. ¿Qué es normal para vosotros?Tenemos que aprovechar el tiempo, porque cada hora de vida que perdemos son tres mil seiscientos segundos que no volverán nunca, tomémonos tiempo en hacer lo que nos hace felices, no en lo que se espera de nosotros.Desde Madrid,KP.
No hay comentarios:
Publicar un comentario