domingo, 14 de febrero de 2016

Algo va mal.

Algo no va bien. La sociedad se equivoca (yo con ella, claro). Desde pequeños se nos inculca que tenemos que ser grandes y fuertes o guapas y altas como papá y mamá. Bien, primera equivocación: las mujeres también podemos ser fuertes como papá y no todo es la estatura corporal. Segunda equivocación: ¿por qué tenemos que ser como nuestros progenitores? Este error aparece muchas veces "mi hijo va a ser médico como su papá", no, su hijo será lo que él decida; "¿a quién se parece más: a mamá o a papá?", se parece a él mismo, de hecho, es él, no es la copia aproximada de ninguno de los dos; "esta niña va a ser listísima...viendo a su madre" la niña será o no lista, pero no depende de cómo sea su madre, en todo caso, de cómo la eduque. Crecemos y ya no nos vale ser como mamá y papá. Ahora tenemos que ser más algo que el niño que tenemos a nuestro lado.Ganamos si somos más. Más guapos, más listos, más amables, más callados, más rápidos en el pilla pilla, más ágiles saltando a la comba o jugando al balón prisionero. Si somos los que más notas altas sacamos... Pero, eso tiene dos cosas malas... La primera: crea rivalidades desde la más tierna infancia, no lazos que duren toda la vida. La segunda... es que eso continúa, eso no se deja atrás como el jugar al escondite inglés. Hay adultos que no quieren alcanzar metas personales, quieren ser más que los demás. Más que los que le rodean y punto. Hay adultos que creen que ya han superado al resto y que ellos son mejores... ¿Culpa de esos adultos? No. La culpa es de los padres y educadores de ese adulto al que de pequeño se le inculcó la competitividad y superioridad. Hay que saber perder, pedir perdón y aceptar que alguien puede ser mejor que tú en algo... De hecho... ser el mejor en todo o saber absolutamente todo sería horrible. Imaginad que alguien ha luchado por ser el mejor cirujano de todo el mundo, él creería que no hay mejor cirujano que él. Bien, pongamos que empieza a sufrir cataratas, ¿en qué cirujano confiaría para su operación? Si él es el mejor, sufriría dejando su vista a alguien menos cualificado que él...pero le necesita, necesitaría a un cirujano o perdería la vista...Si no se pensara que él es el mejor, no dudaría en acudir a un colega a pedirle ayuda. ¿Me explico? 
Carl Sagan, un científico y escritor estadounidense afirmó una vez: "Me pregunto cuántos Einstein potenciales habrán llegado a sentirse irremediablemente descorazonados a causa de exámenes competitivos y del hastío generado por acumular méritos en su currículo a la fuerza". Yo entiendo que con esto quería decir que tal vez genios de determinados campos del conocimiento humano se han perdido y no han crecido (intelectualmente hablando) por no creer en su valor como ser individual y compararse con algún otro entendido del campo. 
La competitividad, como todo, es buena en su justa medida. Es buena mientras gracias a ella, tratemos ser mejores y llevar al máximo nuestras posibilidades. Es mala en el momento en que ya hemos dado todo de nosotros mismos y ella no se va, forzándonos a sobrepasar nuestros límites, consiguiendo que acumulemos "derrota" tras "derrota", hundiéndonos cada día un poco más y creando entre nosotros muros de envidia, asco y desprecio. Quizás si cambiáramos un poco la mentalidad y el lenguaje ante personas influenciables como son los niños, habría menos competitividad de la mala y este, sería un mundo mejor...
Lisístrata.

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