¿Cuántos grandes poetas te han
dedicado sus versos? ¿Cuántos científicos han dirigido a ti sus telescopios
para analizarte?
Yo te vengo hablar de algo muy
distinto. Sé que de pequeña me seguías cuando iba en el coche, no es que yo
fuera inocente…
Creo que amas a todos los seres
vivos. Por eso aguantas los aullidos de los lobos que alzan sus hocicos a ti,
los ladridos de los perros, las fotografías mal hechas por los humanos que nos
empeñamos en materializar todos los recuerdos. Por eso intentas seguir a todos
los coches en los que viajan niños…
A mí me gustaría saber para
cuántos eres hoy luna de miel, cuántos te ven por primera vez hoy, cuántos te
escriben al igual que yo, cuántos tienen tanta hambre que ven en ti un queso, cuántos
suspiros te llegan, cuántos enamorados te miran hoy sintiéndose unidos en la
distancia al mirarte, cuántos estudiantes vuelven a ti su mirada para redirigirla
a sus apuntes sabiendo que esta noche no dormirán.
¿Qué se siente ahí arriba? ¿Ves
alguna pareja paseando? ¿Alguna lectora empedernida? ¿Es verdad lo que dice
Melendi de que a veces te quedas apoyada en el hombro del sol a vernos?
¿Sabes? Te admiro. Tú estás ahí,
sola, arriba, la gente dice que ni siquiera tu luz es propia, y a pesar de
ello, sigues regalándonosla, sigues preocupada por nuestras vidas, sigues
magnífica.
Lisístrata.
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