miércoles, 26 de octubre de 2016

Querida infancia

Querida infancia:
A veces eres dulce como el algodón de azúcar y dejas recuerdos entrañables en el corazón de las personas. Otras, sin embargo, eres tan amarga como chupar un limón y sólo dejas momentos que se intentan mantener en el olvido. No sé si depende de qué persona sea o de cómo estés tú en ese momento, pero cuando eres amarga puedes llegar a escocer como pimienta en las heridas. Conmigo ya pasó tu tiempo y, sinceramente te digo, si no cambiaras, yo no querría volver a ti. Me hiciste mucho daño, contigo conocí a mala gente y al estar contigo no me tenían en cuenta.
Pero tú, infancia, para bien o para mal, marcas. Dejas huellas prácticamente imborrables. Contigo se viven buena parte de las primeras veces de todo. La primera vez que entra aire en nuestros pulmones, el primer llanto, el primer parpadeo, la primera sonrisa, la primera vez que oímos a nuestras madres, la primera palabra de amor que recibimos, el primer paso, la primera risa, el primer diente, el primer Ratoncito Pérez, el primer amigo… La lista de “Primeras cosas en la Infancia” es interminable. Además, generalmente, nuestras primeras veces eran felices, inocentes, más o menos ignorantes.
¿Harías un trato, infancia? No necesito que me contestes ahora mismo, tienes aún unos cuantos años… Y, a fin de cuentas, ¿qué es el tiempo para ti sino algo que vuela mágico? Yo dejo de guardarte rencor por todo lo malo si tú prometes que con mis hijos serás algodón de azúcar. Yo les hablaré bien del tiempo que tú y yo hemos vivido juntas, si tú me dejas estar cuando te toque estar con ellos. Me da igual cómo sean ellos, sólo quiero estar presente en todos los momentos, buenos y malos, que pasen contigo. No querría ver desde la lejanía cómo ellos pasan sus primeras veces contigo.
Creo que tú la mayoría de las veces intentas que los niños sean felices, que sepan ver a todo el lado positivo y nunca el negativo. Yo te prometo que te ayudaré a eso, no sólo con mis hijos, si no con todos mis alumnos, si tú no les haces lo que me hiciste a mí.
¿Tenemos un trato, amiga?
Se despide una vieja amiga.
Lisístrata.

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