A veces me duermo a horas intempestivas. Hay muchas razones para ello: tal vez ese día no tenga ganas de vivir y el sueño es lo más cercano a la muerte que me atrevo a experimentar, tal vez haya tenido un examen y esté mentalmente agotada, tal vez haya llorado hasta acabar exhausta y dormirme o puede que sólo haya querido trasladarme un rato a ese único lugar y momento en el que él sabe lo que siento y lo corresponde, en el que él me quiere.
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